En Ébano líquido, Melani Colmenares nos sumerge en un universo donde la realidad y la pesadilla se funden hasta volverse indistinguibles. Cada cuento es una ventana a lo íntimo y lo perturbador: pasillos que respiran, televisores que acechan en la penumbra, recuerdos que se materializan como fantasmas, y personajes —casi siempre mujeres— que enfrentan soledades, pérdidas y obsesiones que parecen tener vida propia.
Con una prosa que oscila entre lo poético y lo crudo, la autora explora los límites de la memoria, el amor y el miedo. Aquí, las emociones se vuelven materia: el ébano es líquido, fluye por las páginas, impregna cada historia y deja un rastro indeleble en quien se atreve a recorrerlas.
Este libro abre puertas a territorios donde la ternura y el horror coexisten, donde la oscuridad es tan densa que parece un personaje más, y donde el lector es invitado a caminar sin garantías de regreso.